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Barcelona y el botellón

Por Santiago Alcobé

Astrofísico

 

Verano de 2003. El más caluroso de los registrados históricamente. La ciudad de Barcelona se escandaliza al descubrir el fenómeno del botellón. ¿Por qué nos rasgamos las vestiduras? Lo que de verdad nos fastidia es no haberlo inventado nosotros. Si no llevaran ya tiempo en otros lugares de España dándole al botellón, si lo hubieran inventado en algún sitio chic y nosotros lo hubiéramos importado, ahora diríamos que somos pioneros en el Estado Español y lo declararíamos signo de modernidad y tolerancia. Además, en una ciudad donde tienes que caminar haciendo slalom para que no te arrollen quienes son más grandes que tú; donde los coches respetan los semáforos cuando les da la gana y corren lo que les da la gana; donde las motos hacen todo el ruido que les da la gana y aparcan donde les da la gana; donde las bicicletas circulan por donde les da la gana y a la velocidad que les da la gana; donde el vecino te pone la música con el volumen que le da la gana; donde los delincuentes actúan como les da la gana, ahora nos sorprende el botellón. Y los vecinos ¿de qué se quejan? ¿Que no pueden dormir por la noche? ¿Que tropiezan con la basura amontonada en la calle? ¿Que se les pringan los zapatos con las vomiteras? ¿Que no soportan el fétido olor de los orines? ¿Eso es todo? Pues Bienvenidos a Barcelona.

 

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