A favor de la corbata

(4.7.2008)

Por Santiago Alcobé

Astrofísico

Nuestro presente ministro de industria, ha querido transmitir un mensaje de austeridad quitándose la corbata. Lógicamente, cuando se toman este tipo de iniciativas, lo que importa es el mensaje que se quiere transmitir y no el efecto real que tal acción pueda llegar a tener. Al no llevar corbata, se nos está invitando a sacrificar la imagen a cambio de un ahorro de energía. En principio cabría pensar que se trata de algo positivo pero personalmente no lo veo así.

En primer lugar, el ministro se ha quitado la corbata pero no la chaqueta. Somos muchos a quienes la chaqueta nos da mucho más calor que la corbata. De modo que el mensaje ya nos llega distorsionado. Si de verdad quiere ahorrar aire acondicionado debería haberse quitado primero la chaqueta y la corbata después. Así que la imagen que se nos transmite es la de querer dar la nota en vez de la de querer ahorrar. Además, quienes no acostumbramos a tener problemas con el frío preferiríamos que redujesen la calefacción en invierno en lugar del aire acondicionado en verano. Después de todo, combatir el frío es muy fácil: Te pones más ropa y ya está. En cambio, combatir el calor es mucho más difícil. Aunque te quedes desnudo sigues teniendo calor. Además, es sabido que el gasto en calefacción triplica al de aire acondicionado.

Hace más de veinte años comencé a trabajar en una empresa en la que se invitaba a los empleados a llevar corbata. No era obligatorio pero la mayoría de los compañeros la llevaban, así que casi todos nos apuntábamos a llevarla. Cuando llegaba el verano aparcábamos las corbatas y con ellas las chaquetas. Sólo si teníamos previsto visitar un cliente con el que no había confianza cogíamos chaqueta y corbata antes de salir de casa. Con el tiempo aprendí que llevar corbata es la manera más barata de vestir. Es como el uniforme del colegio. Siempre vas igual. No hay marcas ni modelitos. Vas variando de corbata, de camisa, de chaqueta y de pantalón pero el uniforme es de lo más sobrio. Años después apareció en algunas empresas la costumbre de vestir los viernes de casual wear. Eso sí que era una ruina. Nada de americana y corbata pero sí polos y jerséis de marca. Y cada viernes distinto. Afortunadamente a mi empresa no llegó tan rebelde costumbre.

Hace ya mucho tiempo que dejé de trabajar en esa empresa pero sigo llevando corbata vaya o no vaya a visitar un cliente. Igualmente, en verano aparco la chaqueta y corbata para no pasar calor. Y es que, repito, no he conocido forma más barata de vestir que con corbata. Me gusta acudir a mis clases en la Universidad siempre con corbata y, en más de una ocasión, algún alumno me ha manifestado su aprecio por ese hecho.

Regresando a la idea del ministro, lo más grave en la transmisión de ese mensaje es que equivoca de pleno el lugar donde deberíamos ahorrar. La mayor parte del consumo energético se produce en la industria. Si analizamos nuestra factura eléctrica, resulta que en nuestra casa sólo gastamos el 10% de la energía que consumimos per cápita. El 90% restante lo consumimos fuera de casa. Esto es, en transporte e iluminación públicos, industrias, oficinas, etc. Por tanto, si nos damos de baja de la compañía eléctrica y convertimos nuestra casa en una cueva del Paleolítico, sólo conseguiremos un ahorro del 10% de electricidad.

¿Dónde ahorrar entonces?

Si el precio de los bienes y servicios es más o menos proporcional a la energía necesaria para obtenerlos, la repuesta está clara: No consumiéndolos. Se nos invita a apagar las luces de nuestra casa pero no se nos invita a no comprarnos un determinado bien que requiere mucha más energía para ser producido. Ese es el gran error del mensaje.

Pero ¿a algún ministro de industria, turismo y comercio se le ocurriría llamar a los ciudadanos a no consumir?

“No cambies de pantalones hasta que los que tienes estén hechos unos zorros”. “Haz vacaciones en tu casa”. “Remienda tus camisas. Los remiendos son bonitos”. “No cambies de teléfono móvil hasta que deje de funcionar el que tienes”. “No cambies de gafas si no te ha cambiado la graduación”. “En tu muñeca sólo cabe un reloj”.”No gastes dinero en ropa, viste siempre igual”.

Se nos invita a utilizar bombillas de bajo consumo sin calcular el coste energético de sustituirlas. Peor aún; sin calcular el coste energético de sustituir las lámparas que no aceptan bombillas de bajo consumo. Y ya veremos cuando se nos diga que las bombillas de bajo consumo son nocivas para la salud (como sucedió en su día con los tubos fluorescentes).

Se nos dice que apaguemos físicamente el televisor en lugar de mantenerlo en posición de stand by. Es sabido que el índice de averías de un televisor es muchísimo mayor si se enciende y se apaga que si se mantiene permanentemente encendido Esto mismo es válido para muchos otros aparatos eléctricos. Por eso la nevera es el electrodoméstico que menos se estropea ¿Alguien ha calculado el coste energético de reparar averías no producidas por no apagar los electrodomésticos? Yo estoy convencido de que lo de apagar el televisor lo difunden los fabricantes de televisores para evitar que nos duren tantos años.

Si, como nos está diciendo el ministro, la imagen es sacrificable en aras del ahorro de energía ¿Por qué no eliminamos todas esas construcciones de vidrio no tintado que son auténticos invernaderos? ¿Cómo se puede aceptar el argumento de impacto visual para no construir una central eléctrica solar o eólica? ¿Por qué permitimos la iluminación nocturna de las fachadas de edificios? ¿Cómo puede permitirse el alumbrado público con farolas que alumbran hacia el cielo en lugar de hacia el suelo? ¿Por qué no pintamos todas las fachadas de blanco? ¿Por qué no permitimos tender la ropa en los balcones?

En resumen, la imagen con la que uno se queda de la acción del ministro es:

Primero: El ministro está más preocupado por aparentar que por hacer su trabajo.

Segundo: El ministro es una persona tan inmadura que se cree que está dando un ejemplo a seguir.

Y tercero, y esto es lo más grave: El ministro de industria – de quien depende el suministro de energía - no sabe en qué se gasta la energía.

 

ADENDA: Octubre de 2008

Los sabios pensantes de la economía descubren mi antigua observación: En medio de la crisis económica (o precrisis, dicen que la crisis de verdad aún no ha llegado) se ha detectado una disminución en la venta de trajes y otras prendas de vestir ... pero ... paralelamente se observa un aumento en las ventas de corbatas.

 

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