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Zapatero habría evitado la guerra

Por Santiago Alcobé

Astrofísico

 

En este documento voy a exponer la teoría de que, sólo con que en el gobierno del Estado Español hubiera estado el señor José Luis Rodríguez Zapatero en lugar de quien está, no se habría llegado a producir la guerra en Irak (fuerte ¿no?) si el resto de circunstancias internacionales hubieran sido idénticas a las que se han producido.

Comencemos por emitir un principio que por supuesto es discutible (y que, dicho sea de paso, no es mío sino que lo he leído en un artículo de opinión) pero que es imperativo para que la teoría se sustente. Daremos como cierto – aunque pueda no serlo – que el gobierno USA nunca se habría lanzado a la guerra con el único apoyo del Reino Unido (UK) y con el resto de la Unión Europea (UE) abiertamente en contra.

Con este punto de partida procedamos a analizar qué habría pasado si Zapatero hubiera sido el presidente del gobierno español. Muchas personas opinan que habría hecho exactamente lo mismo que el actual presidente. Sobre “exactamente lo mismo” estoy radicalmente en contra y es algo que no aceptaré en ningún caso pues es obvio que lo que nunca habría hecho es promover la guerra de forma activa. Pero aun cambiando el “exactamente” por un “más o menos” sigo estando en desacuerdo. Veamos en qué me baso para opinar de esta manera.

Pienso que, aunque no sea mucho, los gobiernos tienen un cierto margen de maniobra en la mayoría de sus decisiones. Si no fuera así, los gobiernos serían meros gestores y el mejor gobierno sería el que consiguiera los mejores indicadores oficialmente definidos como positivos. Por contra, los gobiernos pueden tomar decisiones que no contribuyen a apreciar tales indicadores pero en cambio repercuten en aspectos que la sociedad – o una parte de ella - percibe como mejoras. Es decir, que “no sólo de pan vive el hombre” por lo que no puede evaluarse una gestión de gobierno en términos exclusivamente macroeconómicos. De ahí que no podamos decir que gobierne quien gobierne, todos van a hacer lo mismo porque no pueden hacer otra cosa y que lo importante es que lo hagan bien. Tampoco puede esperarse que los gobiernos actúen de forma dogmática de acuerdo a lo que indican las siglas de los partidos políticos que lo forman. Así, una persona que se considere de extrema izquierda debería apreciar como mejor – o menos malo – un gobierno de centro-izquierda que uno de centro-derecha y lo análogo puede decirse de una persona que se considere conservadora. En resumen, la valoración que cada cual hace del gobierno de su país debería ser la suma de la calidad de la gestión realizada junto con la inclinación ideológica de las decisiones tomadas allá donde hay margen de maniobra para tomarlas. Y es innegable que han habido diferencias en las formas de gobernar de cada uno de los gabinetes de la España democrática, no sólo desde un punto de vista puramente de gestión, sino también ideológico.

Quienes afirman que Zapatero no habría hecho nada notable en contra de la guerra se basan en la actitud de su partido cuando gobernaba respecto de la OTAN (1986) y de la guerra del golfo (1991) o de la guerra de Kosovo (1999) cuando ya no gobernaban. Estudiemos cada una de las situaciones. Recuerdo cuando el entonces presidente del gobierno salió por televisión a decirnos que votáramos a favor de la OTAN. El mensaje que estaba dando no era “estoy a favor de la OTAN” sino “si sale no a la OTAN, nos echan de Europa y cuando estábamos contra la OTAN no sabíamos cómo funcionaba el mundo real”. Y creo recordar que llegó a decir sin tapujos que si nos salíamos de la OTAN nos quedaríamos solos en Europa. En la guerra del Golfo también salió por televisión a justificar la postura española. No fue “es necesario echar a Irak de Kuwait” sino “los americanos no son tan malos pues liberaron a Europa del nazismo” y “enviamos tres fragatas en cumplimiento del embargo a Irak decretado por la ONU pues España debe cumplir con sus compromisos internacionales”. Respecto de Kosovo el partido político del señor Zapatero estaba, por aquellas épocas, sumido en el caos. La persona de su partido que más o menos animaba el partido dijo “la política no es elegir entre lo bueno y lo malo, sino entre lo malo y lo peor”. Es decir, más de lo mismo: “estamos en contra pero no nos queda otro remedio”.

La cuestión es si ahora habría sucedido igual, si seguirían estando en contra de la decisión que iban a tomar, pero la tomarían de todos modos por no tener alternativa. (Hago aquí un inciso. Aun en este caso, prefiero un gobierno que diga “no estoy a favor pero no me queda más remedio que tirar por ahí” que un gobierno como el actual que ha puesto todo su empeño e ilusión en que la guerra tuviera lugar). Sin embargo, los tres casos mencionados tienen en común las circunstancias que acaban obligando a los políticos a ir en un sentido o en otro, estén de acuerdo o no, mientras que la guerra actual no presenta esa circunstancia.

¿Y qué es lo que tienen en común esas tres situaciones que no tiene la presente? Pues que si hay algo que ningún político quiere es quedarse sólo. Y en los tres casos, si el partido de Zapatero hubiera decidido decir NO, se habría quedado completamente solo en Europa respecto de quienes gobiernan, gobernaban o pretenden ser opción de gobierno. En cambio, esta vez la postura franco-alemana les habría dado un lugar donde agarrarse.

Queda pues la duda de si Zapatero se habría apuntado al eje franco-alemán o no. Los alemanes han dudado en todo momento de si al final Francia los dejaría tirados y se apuntaría al carro de los fuertes. No obstante, contra todo pronóstico, Francia ha tenido el coraje de llevar su postura hasta el final y en los años venideros veremos el precio que tiene que pagar por ello. Para continuar con mi teoría, aquí debo opinar que Zapatero sí habría tenido el valor de unirse a Francia y Alemania. Este punto es clave pero, para rebatirlo, ya no vale decir que en las anteriores oportunidades tiraron por el camino militarista porque, en tales ocasiones, el camino no-militarista no existía.

¿Y esto habría evitado la guerra? Pues creo que sí. La posición española ha sido decisiva en la falta de postura común europea. Estoy convencido que si España hubiera apoyado a Francia y Alemania con la misma determinación con que ha apoyado a USA no se habría roto el consenso europeo (excepción hecha de UK). De hecho, la presidencia de turno griega recriminó únicamente a España y UK su posición de salirse de la postura común expresada el 17 de febrero de 2003. Creo que España ha hecho el trabajo de romper el resto de la Unión.

El papel de España no ha sido el de caballo de Troya, pues los soldados que contenía aquel ingenio eran enemigos. El papel de España ha sido el de judas, el traidor interno. Si esto es cierto, lo veremos próximamente. Cuando las aguas vuelvan a su cauce, la UE no querrá saber nada de España por haber ejercido ese deplorable papel y, en cuanto a USA, “Roma no paga a traidores”.

Y ahora sólo me queda cosa. Señor Rodríguez Zapatero, usted nunca leerá este documento perdido entre los miles de millones de páginas de la red. Sin embargo, sin querer ofenderle, déjeme hacerle una pregunta: Sinceramente, de haber sido Presidente del Gobierno del Estado Español y suponiendo idénticas el resto de circunstancias internacionales del momento, ¿realmente habría tenido usted el coraje de apoyar la postura franco-alemana sabiendo que tenía enfrente a USA?

 

 

 

 

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