Alcobé Santos Alcobe Santos
Alcobé-Santos Alcobe-Santos
Las otras religiones
(10.2.2006)
Por
Astrofísico
Se habla mucho estos días sobre la reacción de los países
islámicos a la publicación de unas caricaturas del profeta Mahoma en un diario
danés. Desde aquí se apela a la libertad de expresión para publicar lo que uno
quiera.
Yo me creería ese argumento si la libertad de expresión no
presentara problemas de asimetría. Referente a esta polémica, Günter Grass ha venido a decir
que eso de la libertad de expresión no se lo traga nadie porque finalmente, los
diarios son empresas que se deben a sus clientes que son quienes pagan la
publicidad.
Una de los aspectos que más perplejo me deja de los medios de
comunicación es su presentación de las noticias internacionales. Para los
mismos países siempre hay los mismos tipos de noticias, salvo las catástrofes
que valen para todos. Ahora que existe Internet y uno puede leer los diarios de
otros países, es sorprendente de qué informan los medios de aquí sobre lo que
sucede allí (y al revés, claro). A veces me pregunto si no es ilegal dar
noticias que no alimenten los tópicos sobre otros países.
Pero yo aún iría más allá de esta falta de libertad de
expresión voluntaria (o inconsciente) o la apuntada por Grass.
Hace tiempo escribí en mi diccionario del tercer milenio que un
“trasgresor contracorriente” es alguien que se burla de aspectos de la religión
de los demás y que un “trasgresor contracorriente burlador de las Verdades
estéticas o nacionales (de su propia Nación)” era alguien que, simplemente, no
existía.
Con esa definición, lo que quería hacer notar es la facilidad
que tienen algunos para criticar la religión de los demás pero su absoluta
incapacidad para hacer autocrítica de sus propias ideas que, a nivel
convicción, se comportan como si de una Fe revelada se trataran.
En estos meses de discusión del nuevo Estatuto de Cataluña
hemos visto como quienes han hecho autocrítica de la Verdad Nacional Catalana
han sido acusados con todo tipo de calificativos. Supongo que quienes en España
hayan puesto también en duda la Verdad Nacional Española habrán sufrido lo
mismo.
Todavía no he visto a nadie que ponga en duda la Verdad
Estética. En este caso todavía me parece más incomprensible por tratarse de una
Verdad variable con el tiempo. Es decir, lo que hoy es Verdadero mañana pasa a
ser Herejía y viceversa y nadie pone en duda ni una cosa ni la otra.
Siempre me ha hecho gracia que se critique a la sociedad de
países islámicos porque obliga a las mujeres a vestirse de una determinada
manera sin que nadie se pare a pensar que aquí sucede exactamente lo mismo.
Pero si allí toca llevar velo o Burka aquí es igual
de obligatorio llevar otras prendas (las que toque según la moda). Y que si
allí lapidan a las mujeres que no visten según lo ordenado, aquí hay jóvenes
que también llegan a perder la vida como consecuencia de depresiones o
anorexias por no poder lucir la imagen que les impone su entorno social.
Pero nosotros tenemos libertad y somos tolerantes y ellos no.
Por supuesto.
Para muchas más personas de las que están dispuestas a
reconocerlo, la Verdad Nacional o la Verdad de la Imagen representan lo mismo
que para otras personas la religión y pueden llegar a aplicar la misma o más
Santa Intolerancia hacia aquellos a quienes consideran infieles.
Seguro que existen otras Verdades en las que yo no me he
parado a pensar y respecto del las cuales sus seguidores se comportan como
auténticos talibanes.
Si los islamistas radicales utilizan cinturones de explosivos
químicos, los defensores de esas otras “religiones” utilizan explosivos o
lapidaciones morales pero la actitud es la misma.
Y cuando hablan de la religión de los demás, eso se considera
libertad de expresión.