El temporal que nunca existió

(24.1.2003)

Por Santiago Alcobé

Astrofísico

 

Miércoles 8 de Enero de 2003. Miro en televisión la predicción del tiempo para el día siguiente. Las cadenas de ámbito estatal hablan de que se acerca un temporal de frío y nieve que entrará por el Noroeste de la península Ibérica e irá avanzando hacia el Sureste a lo largo del jueves día 9. Ignoran particularidades de lo que pueda suceder sobre el territorio catalán. Las cadenas de ámbito exclusivamente catalán, en cambio, nos anuncian que ese temporal de frío y nieve barrerá Cataluña pudiendo nevar incluso en la costa. El presentador del tiempo de alguna cadena local llena la pantalla durante interminables minutos para darnos precisas explicaciones de lo que se nos viene encima. Vuelvo a mirar las noticias del tiempo en cadenas nacionales. Ignoran a Cataluña. Me retuerzo en el sofá pensando en el centralismo de Madrid, en que nos tienen envidia y por eso quieren hacernos un desprecio, en que si pudieran nos quitarían el mar y en todas esas ideas del mucho odio que los españoles sienten hacia los catalanes. ¡Ya verán mañana cuando Barcelona aparezca con un metro de nieve en las calles! Los “hombres del tiempo” quedarán en el más absoluto ridículo por habernos ignorado. Y con esos pensamientos me voy a dormir.

Jueves 9 de Enero de 2003. En Barcelona y casi toda Cataluña luce un Sol esplendoroso. La radio va comentando cómo el temporal se va desplazando de Noroeste a Sureste. ¡Ya se han vuelto a equivocar con la hora los meteorólogos de aquí! No nevará por la mañana sino por la tarde, pienso.

Viernes 10 de Enero de 2003. El temporal ha barrido la península Ibérica ignorando a Cataluña tal y como habían previsto las informaciones del tiempo no procedentes de Cataluña.

¿Se equivocaron todos los meteorólogos de Cataluña y acertaron todos los meteorólogos de España?

En verano de 2001 estuve de vacaciones en Sölden, un pueblecito del Tirol en Austria. Aunque en invierno se convierte en un centro de esquí abarrotado de gente, en verano es un lugar apacible. Al estar dotado de muy buenas infraestructuras, dispone de una emisora de televisión local con un carrusel de páginas informativas. Tres de esas páginas informan de la previsión de tiempo. Una de ellas da la previsión para los próximos cuatro días. No hay ningún presentador ocupando la cámara, sólo unos dibujos y esquemas y, lógicamente, los textos están en Alemán. Esa es toda la información que uno tiene para saber qué tiempo hará en los próximos días.

Conocer la predicción del tiempo cuando vas a hacer excursiones por la alta montaña es prácticamente una cuestión de vida o muerte. En mi caso más porque llevaba colgada del pecho a mi hija de tres meses que aún no aguantaba el peso de su propia cabeza. No podía arriesgarme a un cambio brusco de tiempo y que comenzara a nevar estando a varias horas de un refugio. Y no estaba en condiciones de pasar la noche con un bebé en un refugio de alta montaña.

En quince días, los únicos errores que vi cometer fueron seis horas de desplazamiento en la previsión del cuarto día. Un día muy soleado la previsión informaba de que venían tres días muy malos y el cuarto volvería a ser bueno. Por supuesto, se cumplió. Programamos una excursión para ese cuarto día y no hubo ningún problema.

En el siglo XXI no es creíble que a menos de 24 horas se cometa un error de previsión meteorológica de la magnitud del anunciado en los medios de comunicación catalanes el 8 de Enero de 2003. Más aún cuando el resto de servicios meteorológicos del país informaban en otro sentido. No puedo saber qué es lo que sucedió ese día pero sí sé que no fue un fallo en la predicción.

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