E pur si raffredda. La realidad del cambio climático.

Todo lo que usted siempre quiso saber sobre el cambio climático pero nunca se atrevió a preguntar.

(21.4.2009)

Por Santiago Alcobé

Astrofísico

Recientemente escribí en este blog un artículo calificando el Cambio Climático como la mayor de las mentiras. Mi reacción obedecía a un estado de indignación consecuencia de que en pleno siglo XXI el famoso primo de Rajoy fuera obligado a retractarse de sus opiniones científicas (E pur si raffredda).

Así que he decidido escribir otro artículo desde un punto de vista más constructivo. Como es mucha la gente que me pregunta por el cambio climático lo he redactado en formato de preguntas y respuestas.

¿Existe el cambio climático?

¿A qué se refieren cuando se habla de cambio climático? A lo largo de toda la historia del planeta Tierra el clima ha ido sufriendo cambios. Sabemos que en tiempos de los dinosaurios hacía mucho más calor que ahora y que durante las glaciaciones hacía mucho más frío. En tiempos más recientes nos encontramos que las temperaturas han ido también evolucionando. Actualmente también se observan variaciones de temperatura. Es decir, no nos encontramos en un momento de la Tierra en el cual la temperatura se halle completamente estable sino que está sufriendo variaciones. Por otro lado no se conoce ningún período de la historia de la Tierra en el que el clima fuera totalmente estable, así que en sentido estricto el término “cambio climático” es un pleonasmo.

¿Por qué algunos científicos dicen que no hay tal cambio climático? Porque la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático utiliza ese término sólo para referirse a cambios climáticos producidos por el ser humano. Desde ese punto de vista su existencia o no sí que es discutible. En Ciencia no se puede demostrar la no-existencia de algo que no existe. Por tanto, queda fuera de la Ciencia postular la existencia de algo y luego esperar a que se demuestre su no-existencia. En Ciencia funciona al revés: Nada existe mientras no se demuestre lo contrario. Demostrar la existencia de un cambio climático inducido por la actividad humana no es tarea fácil. Cualquier teoría científica debe (Gerlich & Tscheuschner 2009):

a) ser lógicamente consistente g) ser falsable y comprobable
b) ser coherente con las observaciones h) ser reproducible por otros científicos
c) estar basada en la evidencia emprírica i) ser corregible
d) utilizar el mínimo de hipótesis (navaja de Occam) j) ser susceptible de ser mejorada
e) explicar los fenómenos a los que afecta k) ser un intento de explicación
f) ser capaz de hacer predicciones l) ser comprensible por otros científicos

A día de hoy nadie ha sido capaz de elaborar una teoría científica sobre un presunto cambio climático provocado por la actividad humana que cumpla esos requisitos. Por lo tanto, tal cambio climático está fuera de la Ciencia.

¿No existe consenso entre la comunidad científica sobre el cambio climático? Que exista o no, en Ciencia es irrelevante. El consenso no forma parte del método científico. (Observe que entre los puntos anteriores no hemos puesto un requisito m) que haya consenso entre la comunidad científica). "En lo tocante a la ciencia, la autoridad de un millar no es superior al humilde razonamiento de una sola persona.", Galileo Galilei.

¿Se ha pronunciado la Ciencia? Vuelve a ser irrelevante. El pronunciamiento de un grupo de científicos -por numeroso y brillante que éste sea- sobre una determinada cuestión no forma parte del método científico. Observe los puntos i) y j) anteriores. Cualquier teoría científica es siempre cuestionable. Una teoría no debatible no es una teoría científica. Al contrario que la verdad jurídica, la verdad científica es siempre apelable.

De acuerdo, es irrelevante. Pero la opinión de un grupo numeroso de expertos de prestigio debería, como mínimo, invitarnos a reflexionar ¿no? Ciertamente. Como referencia copio y pego el pronunciamiento de la Agencia Estatal de Meteorología (es decir, los expertos del Gobierno de España): "Las proyecciones climáticas se basan en resultados de modelos informáticos que implican simplificaciones de procesos físicos reales que actualmente no se comprenden totalmente".

¿Puede cuestionarse la ley de la gravedad? Por supuesto. Eso que llamamos “ley de la gravedad” no es más que un modelo que nos dice que los objetos en el espacio se comportan como si existiera una fuerza de atracción gravitatoria. Cualquier modelo científico tiene un dominio de validez. Fuera de ese dominio el modelo deja de ser válido. No es que sea falso, es que deja de tener validez. Así, la ley de la gravedad de Newton deja de tener validez en lugares del espacio donde haya campos gravitatorios enormes o velocidades muy próximas a la de la luz. No es que Newton se equivocara al hacer su teoría sino que la estableció como válida para un cierto dominio. Fuera de ese dominio, simplemente, no se había planteado. La teoría General de la Relatividad (TGR) extiende la ley de la gravedad fuera del dominio clásico de Newton. Eso no quiere decir que esta teoría sí sea verdadera. Algún día encontraremos puntos de no validez de esta teoría y habrá que desarrollar otra. De hecho, la teoría Relativista de la Gravitación (TRG) es una teoría alternativa (Logunov 2002). Son dos teorías incompatibles en algunos puntos pero en ninguno de los que se ha podido comprobar hasta el momento. De manera que a día de hoy las dos teorías son válidas aunque sepamos que sólo una de las dos puede ser la buena. Es algo que no sabremos hasta que nuestros conocimientos del Universo nos permitan quedarnos con una de las dos. Si sucede que la TRG acaba siendo la correcta (y la TGR –es decir, la de Einstein- la incorrecta) no faltará quien diga que Einstein se equivocó. Y ese tipo de afirmaciones, dentro de la Ciencia, carecen de sentido. Por si fuerapoco, la TRG no es la única teoría alternativa. Aquí aparecen unas cuantas más.

Otro ejemplo interesante es la Modificación de la Dinámica Newtoniana (MOND) desarrollada por Milgrom (1983). Propone una segunda ley de Newton modificada y la utiliza para explicar la falta de materia visible en las galaxias.

¿Puede defenderse que La Tierra es plana? Si, siempre y cuando se disponga de pruebas. Si nadie lo defiende, no es porque sea verdad la redondez de La Tierra, sino porque nadie dispone de pruebas de que sea plana. Estamos acostumbrados al debate político donde las ideas propias se defienden simplemente descalificando las ajenas. En Ciencia eso no sirve. Una teoría científica sólo puede defenderse con argumentos propios que la sostengan.

¿El cambio climático es un descubrimiento reciente? Para nada. Ya hace mucho tiempo que se sabe que el planeta sufre períodos de enfriamiento y calentamiento (Stupart 1917), (Kincer 1933). Más recientemente, en los años 70 del siglo XX se tenía constancia de un enfriamiento (Agee 1980). No sólo la literatura especializada ha hablado del fenómeno. También en los medios de comunicación generalistas se han hecho eco del cambio climático desde hace más de un siglo: (The New York Times 1895), (Time 1939), (Newsweek 1975). Un resumen de referencias históricas hablando del cambio climático puede leerse aquí.

¿Qué otros fenómenos suceden aparte de variaciones de temperatura? Puesto que yo soy astrofísico, me limitaré a hablar de la Tierra como objeto astrofísico. Es decir, me limitaré a hablar de variaciones en la temperatura media de la Tierra. (El término temperatura media de la Tierra no está bien definido científicamente. No obstante, lo utilizaré para que nos entendamos. Supondremos que es una especie de temperatura promediada de la Biosfera como si distribuyésemos millones de termómetros por todo el mundo y calculásemos la media). Las consecuencias que puedan derivarse de un aumento o disminución de la temperatura sobre vientos, régimen de lluvias u otros fenómenos meteorológicos me son totalmente desconocidas así que invito al lector a consultar literatura meteorológica.

Ya que nos ceñimos exclusivamente a temperaturas, ¿qué nos dice el cambio climático actual? ¿La tierra se enfría o se calienta? La temperatura de la Tierra descendió 0,2 grados entre 1880 y 1915, aumentó 0,3 grados entre 1915 y 1945, descendió de nuevo 0,2 grados entre 1945 y 1977 y volvió a ascender 0,3 grados entre 1977 y 1988 (todos los valores tanto de temperaturas como de fechas son aproximados). Desde entonces se mantiene aproximadamente constante con un probable descenso en los últimos años que deberá esperar a confirmarse en un futuro próximo.

¿Qué pasará con la sequía si la Tierra se enfría? No lo sé. No soy meteorólogo.

¿Qué pasará con la sequía si la Tierra se calienta? No lo sé. No soy meteorólogo.

Vale. No habrá más preguntas de este tipo y nos quedamos sólo con la temperatura.

¿Hace ahora más calor que antes? Depende de lo que entendamos por antes. Si antes significa 5 años la respuesta es “no”. Si significa 30 años la respuesta es “sí”. Si significa 150 años la respuesta sigue siendo “sí”. Si significa 1000 años la respuesta vuelve a ser “no”. Si antes significa miles o millones de años la respuesta es “depende”.

¿Cuál es la causa de que la Tierra se enfríe o se caliente? Muy seguramente la causa no es única así que habremos de ceñirnos a la que probablemente sea la más importante.

¿Cómo se puede establecer la causa probable más importante del cambio climático? En Ciencia deben establecerse correlaciones entre fenómenos para poder establecer una causalidad. Si dos fenómenos A y B están correlacionados pueden pasar tres cosas: 1) A causa B. 2) B causa A. 3) A y B son causados por C (desconocido). Existe una cuarta posibilidad: 4) La correlación no es causal sino casual. Por eso se da siempre la probabilidad de que una determinada correlación sea puramente aleatoria. Dicha probabilidad nunca es cero, como por otro lado nada es 100% cierto en Ciencia.

Una vez hechas tales correlaciones ¿cuál es probablemente la causa más importante de la evolución de las temperaturas de la Tierra durante el último siglo o las últimas décadas? Se ha observado que las variaciones climáticas de la Tierra (como he dicho, sólo en el sentido de la temperatura) no sólo durante el siglo XX sino en siglos anteriores están altamente correlacionadas con las variaciones en la actividad del Sol (Friis-Christensen & Lassen 1991). De modo que debemos concluir una de tres: 1) La temperatura de la Tierra influye sobre la actividad solar. 2) La actividad solar actúa sobre la temperatura de la Tierra. 3) La temperatura de la Tierra y la actividad solar están regulados por un tercer mecanismo desconocido a día de hoy.

A mí me enseñaron que el ciclo de manchas solares dura 11 años. Tengo memoria suficiente para darme cuenta de que el clima no cambia cada 11 años. En efecto. La correlación no se ha establecido entre el ciclo solar de 11 años sino entre otros de más largo período. Al conocido ciclo solar de 11 años (que tampoco dura exactamente 11 años) se superponen otros ciclos solares (Ogurtsov et al. 2002) mucho menos conocidos y de duración aún no bien establecida . En la figura 4 de este enlace se puede ver la correlación entre temperaturas y variación de la longitud del ciclo de 11 años (inducida por los otros ciclos más largos).

El hecho de que temperatura de la Tierra y actividad solar estén correlacionados nos dice que es una causa probable pero ¿nos asegura que es la causa más importante? No. En efecto, podrían existir otras causas que resultaran más importantes que la relación Sol-Tierra. Si existen, a día de hoy no se conocen.

¿Hay otras teorías sobre las causa del cambio climático? Sí. Las de la actividad solar representan una categoría pero existen muchas otras. Por mis conocimientos me he limitado a analizar únicamente las teorías basadas en relaciones causa-efecto de componente astrofísico. Existen otras teorías basadas en el comportamiento de diferentes elementos del mar o la atmósfera terrestres. No he estudiado dichas teorías. De todos modos, las explicaciones de base meteorológica son compatibles con las de causa astrofísica. De hecho, tales teorías son complementarias de las basadas en al actividad solar. Es decir, las variaciones solares son la causa y la circulación atmosférica el medio para llevar a cabo el cambio. Me quedo, pues, con la teoría de la actividad solar por su simplicidad y -he de reconocerlo- también por corporativismo.

Una teoría que yo calificaría hasta de bonita y romántica es la "Gran oscilación climática de las estaciones, GSCO" (Boucenna 2008). Supone que a las clásicas cuatro estaciones se les superponen otras cuatro (gran primavera, gran verano, gran otoño y gran invierno) cada una de ellas con una duración de 200 años. Según esta interpretación, el fin del siglo XX coincidió con el máximo de un "gran verano". Así que ahora nos encontramos en un declinante "gran verano" (al que aún le quedan casi 100 años) y camino de un "gran otoño" (que durará 200 años).

Por tratarse de la pionera, merece mención aparte la teoría de los ciclos de Milanković (1941).

¿No podría ser la acción de los gases denominados de efecto invernadero? Durante el último cuarto del siglo XX se pensó que sí podía ser. No obstante, existe una falta casi total de correlación entre dicha causa y la evolución de la temperatura. El aumento sustancial de la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera comenzó a mediados del siglo XX. Justo en esos mismos años la temperatura mostró una tendencia a la baja, como hemos comentado más arriba. En el último cuarto de siglo XX sí aparecen correlacionadas la evolución de temperaturas y el aumento de concentración de gases de efecto invernadero. En lo que llevamos de siglo XXI ambas magnitudes vuelven a aparecer anticorrelacionadas. En cualquier caso, el posible impacto de los gases efecto invernadero sobre la temperatura de La Tierra se estima demasiado pequeño como para ser la causa principal (Soon et al. 2000).

¿Podría ser que las diferentes no correlaciones entre la concentración de gases de efecto invernadero y la variación de temperatura de la Tierra fueran debidas a una tercera causa? Sí. El aumento de temperaturas en el período 1915-1945, cuando aún no se habían comenzado a emitir grandes cantidades de gases de efecto invernadero, sí se acepta explicado por las variaciones en la actividad solar. El descenso de temperatura a pesar del aumento de gases de efecto invernadero durante el período 1945-1977 se pretende explicar por la emisión de compuestos de azufre. El descenso actual se intenta explicar por otras teorías como la circulación oceánica del Atlántico Norte (Keenlyside, 2008). No obstante, en Ciencia tiende a utilizarse la navaja de Occam. Este criterio consiste en buscar las teorías que requieran las hipótesis más sencillas para ser explicadas. Una teoría que en 100 años requiere una segunda teoría para explicar los primeros 30 años, una tercera diferente para los segundos 30 y una cuarta teoría totalmente distinta para explicar los últimos 10 es muy poco solvente desde el punto de vista de la Filosofía de la Ciencia. Obviamente, nada es imposible.

¿Pero los gases de efecto invernadero producen calentamiento? ¿No? Sí. Existen análisis que afirman que el denominado “efecto invernadero” no puede existir por contradecir el segundo principio de la Termodinámica (Gerlich & Tscheuschner 2009), (Lee 1972). No obstante, según otras interpretaciones eso no es así (Roy 2009), (Berry 1974). Aceptando que es real (aunque su realidad significara una ralentización del enfriamiento), la cuestión no es si calientan o no, sino cuánto calientan. A día de hoy no existe ningún estudio cuantitativo experimental que nos diga cuánto aumenta la temperatura de la Tierra al aumentar la concentración de gases de efecto invernadero en una determinada cantidad (sensibilidad climática). Los únicos estudios disponibles son modelos simulados por ordenador que, para una situación de haber doblado la concentración de dióxido de carbono, arrojan valores de sensibilidad climática que van desde valores negativos (enfriamiento) hasta 11º ( Stainforth et. al. 2005). Eso es lo mismo que no saber nada. Por otro lado, aun en el caso de situarnos en el peor de los escenarios, el 90% del calentamiento por gases de efecto invernadero sería debido al vapor de agua (Kittel 1990).

El dióxido de carbono ¿es contaminante? No. Cuando un profesor de Ciencias de secundaria quiere enseñar a sus alumnos la diferencia entre el monóxido de carbono (venenoso) y el dióxido de carbono (asfixiante) utiliza el ejemplo del agua. Si te caes al agua y no sabes nadar, te ahogas, pero el agua no es venenosa. En una atmósfera con muy poquito monóxido de carbono te mueres por envenenamiento. En una atmósfera con mucho dióxido de carbono no pasa nada. En una atmósfera de dióxido de carbono te asfixias por falta de oxígeno pero no mueres envenenado. En resumen, el dióxido de carbono es igual de contaminante que el agua. Y no debemos olvidar que a los niños de primaria se les enseña que el dióxido de carbono es el gas que necesitan respirar las plantas verdes para realizar la fotosíntesis. Si no hubiera dióxido de carbono el único verde que conoceríamos sería el del arco iris.

¿Tiene efectos negativos sobre la salud de las personas? Desde hace miles de años los seres humanos hemos tenido tendencia a permanecer en lugares cerrados: Cuevas, chozas, casas, hospitales, oficinas, etc. La habitación desde la que usted está accediendo a internet -por muy bien ventilada que esté- tiene una concentración de dióxido de carbono muy superior a la existente en un espacio abierto. Desde un punto de vista evolutivo, no tiene sentido que sea perniciosa para la salud una sustancia que no podemos evitar introducir constantemente en nuestro organismo como consecuencia de que la producimos por nuestra propia respiración. No existe ningún estudio que indique que la permanencia de varias horas al día en un lugar cerrado -tal y como venimos haciendo los humanos desde hace miles de años- sea perniciosa para la salud. Y esperemos que así sea. Si no, habrá que derruir todos los hopitales del mundo para evitar que los enfermos se pongan aún peor.

Pero tiene que ver con el cambio climático ¿no? Sobre este punto hay que hacer una puntualización. La contaminación o la degradación del medio ambiente y el cambio climático son cuestiones que no tienen nada que ver la una con la otra. Por mucha porquería que vertamos al medio ambiente o por mucho que reduzcamos la fauna a los libros de historia, el clima no se dará por enterado. Es conocido desde tiempos muy pretéritos que procesos como la deforestación afectan directamente el clima de las zonas intervenidas. No obstante, cuando se habla de cambio climático no nos referimos a cambios locales sino a un cambio general a nivel de todo el planeta. La posible relación entre el dióxido de carbono y el cambio climático está en el hecho de ser un gas de efecto invernadero. Otro gas igual de contaminante que el dióxido de carbono y que también provoca efecto invernadero es el vapor de agua. Sí existen contaminantes que además son gases de efecto invernadero.

De acuerdo. El dióxido de carbono no contamina y además no sabemos cuánto calienta pero lo que sí sabemos es que calienta. ¿Cómo podemos estar seguros de que no es la causa principal del cambio climático? La mejor prueba de que no lo es, es que –desde hace unos pocos años- la Tierra se enfría. También la Tierra sufrió un proceso de enfiramiento entre 1945 y 1977 a peser de que la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera ya había comenzado a crecer. Un aspecto de cualquier teoría científica es la capacidad de hacer predicciones. Cuando se pensaba que los gases de efecto invernadero eran la causa principal se hicieron predicciones sobre cómo habría de evolucionar la temperatura en los años posteriores. Tales predicciones concluían en un aumento de temperatura de entre 0,2 y 0,6ºC en la primera década del siglo XXI. La realidad ha sido una variación del orden de 0,01 ºC y probablemente de signo opuesto (variaciones tan pequeñas se quedan dentro del margen de error).

¿Y si realmente la causa fundamental del cambio climático fueran las emisiones de gases de efecto invernadero? Si así fuera, sabríamos que el planeta se iba a seguir calentando durante als próximas décadas. No obstante, como no tenemos medidas experimentales de la sensibilidad climática, no sabríamos cuánto se iba a calentar. Tal vez nos iríamos a una situación como en el Jurásico con cinco veces más dióxido de carbono que ahora y una temperatura 2,5ºC superior. No sé si habrían más huracanes o más temporadas de sequía y, en cualquier caso, tampoco podemos afirmar que fuera bueno o malo (para los españoles podría ser pésimo pero para los siberianos fabuloso). De todos modos, el estancamiento o ligero descenso de temperaturas durante la primera década de este siglo nos demuestra que se trata de una hipótesis equivocada (Easterbrook 2008). No obstante, los científicos que defienden la teoría del dióxido de carbono como agente causante del cambio climático intentan ahora encajar el presente enfriamiento dentro de esa teoría (Easterling & Wehner 2009).

¿Entonces podría ser que el presente enfriamiento sea efecto colateral del calentamiento? Una teoría que predice un efecto y su contrario no es una teoría científica. Falla la condición g) expresada más arriba. Una teoría científica deber ser falsable. Si es capaz de predecir cualquier cosa, nunca podrá ser falsable y, por tanto, no es Ciencia. Se convierte en una tautología. Si además, se dispone de una teoría alternativa que no sólo permite explicar el presente cambio climático sino también los sucedidos en los últimos 2000 años (Yang et al. 2002) e incluso intuir los sucedidos a lo largo de toda la historia de La Tierra (Svensmark 2003), no tiene mucho sentido gastar recursos en una teoría tan poco solvente como la del cambio climático por aumento de gases de efecto invernadero.

¿No existen intereses creados al respecto? Sólo quienes actúan de forma deshonesta piensan que otros actúan de forma deshonesta. La sabiduría popular dice "piensa el ladrón que los demás son de su condición". Acusar a científicos de defender teorías que saben que son falsas (prevaricación científica) es algo muy grave que no puede hacerse sin pruebas. La Ciencia no es como la política en la que las ideas se rebaten descalificando a quienes las defienden. Que la institución para la que trabaja un científico reciba donaciones de una determinada entidad o que el tío abuelo de tal investigador fuera un nazi convencido no son argumentos válidos en Ciencia. En cambio, es humanamente comprensble que cada persona defienda su trabajo al que puede haber dedicado toda su vida profesional.

Imaginemos por un momento que la Teoría Relativista de la Gravitación (Logunov 2002) fuera la correcta frente a la Teoría General de la Relatividad de Einstein. De acuerdo con esa teoría no existen singularidades en el Universo y por tanto no pueden existir los agujeros negros (Gershtein et al. 2007). Podemos suponer cuál sería la humana reacción de muchos científicos que han dedicado gran parte de su vida profesional a estudiar los agujeros negros. Sus resultados serían matemáticamente correctos pero deducidos a partir de hipótesis de partida equivocadas que no reflejarían fenómenos naturales reales.

¿Y qué predicciones se hicieron hace 10 años respecto del cambio climático utilizando la teoría de la actividad solar? A finales del siglo XX ya se hicieron predicciones de descenso de temperaturas para finales de la primera década del siglo XXI (Easterbrook 2001, Landscheidt 2000). Debe tenerse presente que realizar hacer tales afirmaciones en una época en la que nos estábamos achicharrando tiene mérito por parte de los científicos que las sostenían.

Ya que hablamos de achicharrarnos. A principios del siglo XXI hubo en Europa unas tremendas olas de calor. ¿Calentaba mucho más el Sol en esa época como para decir que era el responsable de esas olas de calor? Esta observación es muy importante. Las variaciones de energía emitida por el Sol según su actividad parecen demasiado pequeñas como para que sean el mecanismo que regula los cambios climáticos. Además ambos fenómenos pueden aparecer desfasados en el tiempo. Es por eso que se buscan intermediarios que amplifiquen el efecto de la variabilidad solar sobre el clima de la Tierra. Actualmente la teoría más aceptada es que la actividad solar modula el campo magnético terrestre, éste a su vez modula el flujo de rayos cósmicos que llegan a la superficie de la Tierra, estos actúan directamente sobre la formación de nubes y la mayor o menor presencia de nubes afecta directamente la temperatura de la Tierra (Svensmark 2007). De estos cuatro aspectos, el que se encuentra más lejos de haber sido demostrado es que los rayos cósmicos sean importantes generadores de nubes. Está ya en preparación un experimento para demostrar o descartar que eso sea así (Kirkby 2008).

Si no se consigue demostrar que los rayos cósmicos sean productores de nubes, entoces tendremos que aceptar el calentamiento por gases de efecto invernadero. Tampoco. Lo único que sabríamos en ese caso es que el agente amplificador de la actividad solar no son los rayos cósmicos. La actividad solar podría seguir siendo la causa de los cambios climáticos. Y aunque no lo fuera, seguiríamos teniendo las teorías de cambios climáticos por oscilaciones naturales de los diferentes componentes que actúan sobre el clima. Son muchos lo climatólogos que analizan los cambios climáticos independientemente de la actividad solar (Swanson & Tsonis 2009).

¿Podemos evitar el cambio climático? Actualmente no disponemos de tecnología capaz de modificar el clima. Además, al no haberse cuantificado el efecto de los gases invernadero tampoco sabemos qué pasaría si dejásemos de emitirlos. No sabemos qué parte del calentamiento de la última fase de aumento de temperaturas (1977-1998) fue debida a la emisión de gases de efecto invernadero. Por lo mismo, no sabemos cuánto más de lo que ya se está enfriando de manera natural se enfriaría ahora el planeta si dejásemos de emitirlos. Por no saber, no sabemos si nos conviene o no evitar el cambio climático. Conocemos tiempos históricos tanto más cálidos como más fríos que el presente de los que no podemos asegurar si fueron mejores o peores para la Humanidad que los actuales.

Personalmente estoy convencido de que algún día dispondremos de la tecnología necesaria para manejar el clima a nuestro antojo tal y como se relata en las novelas de ciencia-ficción. Flash Gordon (1958) imaginaba un satélite artificial para controlar el tiempo. Supongamos por un momento que realmente el principal factor que actúa sobre el clima son los rayos cósmicos. Sólo necesitaríamos desarrollar una tecnología de producción de rayos cósmicos artificiales para intervenir en el clima a nuestra conveniencia. De acuerdo con esta teoría el satélite de Flash Gordon sería un simple acelerador de partículas puesto en órbita.

¿No estamos contaminando y consumiendo los recursos del planeta a un ritmo que la Naturaleza no puede compensar? Ése es otro debate. Nada tiene que ver con el cambio climático.

Algo tendrá que ver ¿no? Con un cambio climático entendido como fenómeno global, no. Ahora bien, sabemos desde hace milenios que las actividades humanas alteran los ecosistemas a nivel local. Ya hemos comentado más arriba que era conocido por los antiguos que la deforestación conlleva sequías. En el ecosistema amazónico, la mayor parte de la humedad procede de la propia evaporación de la selva. Es obvio que si arrasamos la selva, las precipitaciones se reducirán. Un estudio afirma que la falta de humedad del Mediterráneo por causa de las construcciones humanas provoca inundaciones en centroeuropa. Los regadíos artificiales que convierten desiertos en oasis también son alteraciones del ecosistema. Pero nada de todo eso tiene que ver con que La Tierra se enfríe o se caliente. La catástrofe ecológica del Mar de Aral -probablemente el mayor destrozo de la Naturaleza cometido por el ser humano- no tiene ningún tipo de relación con lo que denominamos cambio climático, aunque seguramente el clima local de la zona se ha visto afectado.

La Tierra está superpoblada de seres humanos. Vuelve a ser otro debate sin relación con el cambio climático. De todos modos, las proyecciones demográficas (ONU 2003) indican que la población mundial alcanzará su máximo sobre el año 2075 superando por poco los 9.000 millones de habitantes y luego decrecerá hasta estabilizarse o incluso podría decrecer indefinidamente alcanzando menos de la mitad de la población presente a finales del próximo siglo.

¿Qué cabe esperar del cambio climático en los próximos años? Las teorías sobre los ciclos solares apuntan a una próxima disminución de la actividad solar. Por tanto, lo más probable es que asistamos a un cierto enfriamiento de la Tierra (Zhen-Shan & Xian 2007). También los estudios climáticos no ligados a la actividad solar llegan a la misma conclusión (Swanson & Tsonis 2009). A más años vista ya depende de cuál de los modelos de comportamiento solar es más acertado. Existen teorías que prevén un ciclo solar muy inactivo por lo que podría darse la circunstancia de varias décadas mucho más frías que las inmediatamente anteriores y similares a las sufridas durante el siglo XIX. En resumen, de acuerdo con los diferentes modelos actuales, podemos esperar desde un par de décadas de ligero enfriamiento y luego vuelta al calentamiento, a casi todo un siglo de enfriamiento y luego ya veremos (Abdusamatov 2007). Particularmente interesante al respecto es la teoría de la hibernación solar (Casey 2008).

¿Se encuentran los últimos años entre los más calientes registrados? Naturalmente. Si no fuera así, significaría que se habría producido un brutal descenso de temperaturas. Cuando un profesor de bachillerato enseña a sus alumnos los máximos y mínimos de una función matemática, les muestra cómo los valores inmediatamente anteriores y posteriores a un máximo son similares y parecidos al máximo. Para que eso no sea así, la función deber ser discontinua. En efecto, 2008 fue el décimo año más caluroso del último siglo y medio. Eso es una demostración de que el calentamiento ha terminado y ha dado paso a un enfriamiento. Que sólo sea el décimo es una prueba de que las temperaturas van a menos. De hecho 2008 fue el año más frío desde el 2000 (NASA 2008). Los años 2006, 2007 y 2008 son (como tiene que ser) similares a los anteriores al máximo de temperatura (NASA 2007). Es la secuencia lógica en una curva que pasó por un máximo y ahora comienza a descender. En esta gráfica de la NASA queda patente cómo ha terminado la tendencia al calentamiento de finales del siglo XX.

¿Cómo podemos afirmar que no continúa el calentamiento si los glaciares están en retroceso? El calentamiento no es la causa única de que retrocedan los glaciares. La mejor prueba es que el calentamiento ha sido para todos y, en cambio, ha habido glaciaresque han continuado creciendo. Eso es debido a circunstancias locales, por ejemplo, a un aumento de precipitaciones en la zona de acumulación (ver por ejemplo Molnia 2008). El presente enfriamiento de momento es demasiado débil y de demasiada corta duración para que la mayoría de glaciares lo hayan podido acusar. Los próximos años habrán de confirmar esta hipótesis.

¿Es posible una situación como la que se refleja en la película "El día de mañana"? La última vez que los hielos cubrieron el territorio correspondiente a la actual ciudad de Nueva York fue hace unos 20.000 años (ver por ejemplo Uriarte 2009). Las peores previsiones de enfriamiento indican un mínimo de actividad solar no inferior al Mínimo de Maunder sucedido entre 1645 y 1715 d.C. Es difícil por tanto imaginar una glaciación súbita como la que muestra dicha película.

¿Y la película "Waterworld"? Si se fundieran todos los hielos actuales, el nivel del mar subiría unos 100 metros. Ciudades como Barcelona quedarían sumergidas en un 80%. Otras, quedarían completamente bajo las aguas. Las tierras emergidas serían, no obstante, muchas más de las que se muestran en esa película. En cualquier caso, no existe ningún indicio de que eso vaya a suceder en los próximos siglos.

¿Afectará el cambio climático a la economía mundial? No soy economista pero históricamente sí ha sucedido que los diferentes calentamientos y enfriamientos de la Tierra han afectado positiva o negativamente el desarrollo económico. Un ejemplo ya muy antiguo es la correlación que Herschel (1796) detectó entre la cantidad de manchas solares que observaba (indicador de la actividad solar) y el precio del grano en Inglaterra (la correlación que observó fue inversa, es decir que, a más manchas menor precio, se supone que por mejores cosechas). Si el probable enfriamiento en el que ya hemos entrado será bueno o malo para la economía, es algo que desconozco completamente. Por otro lado, un cambio de temperaturas puede ser bueno para unas regiones del planeta pero malo para otras. (Tal vez cuando bajaba el precio del grano en la Inglaterra de Herschel debido a unas buenas cosechas, en España sucedía todo lo contrario). En ninguna circunstancia mejor que en esta encaja aquello de "nunca llueve a gusto de todos".

Pero si el cambio climático nos lleva a catástrofes naturales, entonces afectará negativamente la economía ¿no? Repito que no soy meteorólogo por lo que no puedo opinar sobre si el cambio climático actual (fase de enfriamiento) provocará o no catástrofes naturales. A corto plazo nos dirigimos hacia las mismas temperaturas que había en la penúltima década del siglo XX por lo que no hay motivos para pensar que hayan más catástrofes naturales de las que habían entonces.

¿Por qué denominan negacionistas a algunos investigadores del clima? El negacionismo es la distorsión ilegítima del registro histórico (ver por ejemplo Wikipedia). Llamar negacionista a alguien por su opinión sobre cuestiones presentes o futuras es una forma deliberada -aunque sutil- de insulto. Que el insulto sea el mejor argumento para sostener una determinada teoría científica es una clara demostración de la solidez de dicha teoría.

¿Debemos estar preocupados por el cambio climático? Cada cual es libre de preocuparse lo que quiera por lo que quiera. Tratándose de un presunto problema climatológico, una buena referencia son los profesionales españoles de la Meteorolgía. Pueden visitarse las webs de la Asociación Meteorológica Española, la Agencia Estatal de Meteorología o del Servei Meteorològic de Catalunya para hacernos una idea clara del nivel de preocupación que la cuestión del cambio climático genera en los profesionales del ramo.

¿Está cerrado el debate sobre el cambio climático? En Ciencia nunca se puede cerrar un debate. Un debate cerrado nunca es un debate científico.

¿Queda algo por investigar respecto al cambio climático? Obviamente sí. Ningún científico – es decir, ninguna persona que sea científico – ha afirmado ni afirmará jamás que un debate científico está terminado. Alguien dijo que la Física es la Ciencia del “como si”. Los modelos científicos duran mietras son útiles. Cuando se encuentran otros mejores, se desechan y no pasa nada. Por ejemplo, desde que se postuló la expansión del Universo se suponía que se iría frenando con el tiempo. En 1998 se descubrió que no se frenaba sino que era una expansión acelerada (Perlmutter et al. 1999). Pues no pasa nada. Se corrige lo que hay corregir y se sigue investigando. De hecho, la propia teoría de expansión del Universo (Lemaître 1927) también tuvo dificultades para ser aceptada al principio pero acabó imponiéndose una vez aclaradas las objeciones y despejados los prejuicios personales.

Análogamente, respecto al cambio climático, hace diez años llegamos a creer que la relación Sol-Tierra tenía poca influencia. Ahora tenemos bastante claro que es la causa fundamental. Aún así, existen diferentes modelos de predicción para la evolución de la temperatura de la tierra en los próximos años. Si bien todos indican un descenso de temperatura que es lo que se está observando realmente, también es cierto que todos los modelos son diferentes. De modo que dentro de unos años podremos afirmar cuáles son más acertados y cuáles lo son menos.

 

¿Se podría poner un ejemplo para ilustrar lo expresado aquí?

Supongamos que usted sufre una determinada dolencia y visita al doctor García para que le prescriba un tratamiento. Después de muchas preguntas, usted le ha explicado que como consecuencia de su trabajo pasa unas temporadas trabajando al aire libre y otras trabajando encerrado en un despacho. Así que el doctor García le dice que la causa de su dolencia es que usted pasa demasiado tiempo al Sol. Que debe trabajar más tiempo en el despacho y menos al aire libre si quiere que se le pase la dolencia. Usted le pregunta al doctor García que cómo puede ser que trabajar al Sol produzca su dolencia y éste le responde que existen estudios que parece que sí lo demuestran aunque de momento no son concluyentes.

Antes de dejar la consulta del doctor García, usted le comenta que seguramente dentro de unos meses cambiará de posición en la compañía y dejará de trabajar tanto al Sol y pasará más tiempo en el despacho. A esto el doctor García le responde: “Pues entonces no se preocupe porque cuando eso suceda remitirá su dolencia”.

Como es algo que usted no puede cambiar porque está en relación directa con su trabajo y no tiene ganas de esperar a ese cambio de posición en la empresa, decide visitar un segundo especialista. Después de otras muchas preguntas, el doctor González le dice que la causa de su dolencia es su excesivo consumo de Coca-Cola™. Usted bebe mucha Coca-Cola desde que descubrió que le aliviaba un dolor de úlcera que tiene, así que también le resulta difícil de poner en práctica el tratamiento del doctor González. Por otro lado el doctor González le asegura que se ha demostrado en el laboratorio con ratones que el exceso de Coca-Cola produce la dolencia que usted sufre.

Usted le replica que ya le dolía antes de aficionarse a la Coca-Cola y, por contra, dejó de dolerle cuando comenzó a beberla. A esto responde el doctor González: “Me ha dicho que comía muchos pepinillos”. Y usted responde “Sí”. Pues debían ser los pepinillos que contrarrestaban el efecto del Coca-Cola.

Cuando llega a su casa reflexiona sobre los tratamientos prescritos por ambos especialistas y recuerda que, efectivamente, hubo un tiempo en que tenía esa dolencia y pasaba mucho tiempo al Sol. Sin embargo, en aquella época no probaba la Coca-Cola. Luego comenzó a tomar Coca-Cola pero la dolencia desapareció a la vez que pasó una buena temporada sin salir del despacho. Lo de comer pepinillos para contrarrestar el efecto de la Coca-Cola no le sirve porque fueron los pepinillos los que le provocaron la úlcera. Ahora lleva varios meses trabajando fuera del despacho y bebiendo mucha Coca-Cola así que no sabe cuál de las dos puede ser la causa principal. Usted cada vez está más convencido de que la culpa es de la Coca-Cola porque la úlcera le aprieta y cada día bebe más. Además el propio doctor García dijo que los estudios que relacionan su dolencia con la exposición al Sol todavía no son concluyentes. En cambio, el doctor González fue categórico sobre el experimento de la Coca-Cola con los ratones.

Sin embargo, pasados unos meses más, y sin que haya dejado de beber Coca-Cola, su dolencia comienza a desaparecer. Cae usted entonces en la cuenta que, como acaba de cambiar su posición en la empresa, las últimas semanas prácticamente no ha salido del despacho y ha estado mucho menos expuesto al Sol. ¿Tendría realmente razón el doctor García que era culpa de su exposición al Sol? ¿O tal vez la culpa sí es de la Coca-Cola pero ha variado algo en su dieta que compensa sus efectos? Los pepinillos no pueden ser porque no los prueba ya que fueron la causa de su úlcera. Por tanto, si existe un tercer factor, deberá conocerlo.

Así que decide volver a visitar a ambos médicos.

En primer lugar acude a la consulta del doctor García y le explica toda la historia. Éste le responde que sí es verdad lo del experimento con ratones pero que, para desarrollar la dolencia en cuestión, se les debían suministrar enormes cantidades de Coca-Cola que difícilmente consumiría una persona normal. Por contra, existen otros casos reportados en el pasado de personas con la misma dolencia que también sufrían mucha exposición al Sol, incluso en épocas en las que aún no se había inventado la Coca-Cola. Además, el doctor García le pregunta: “¿Pero ha dejado de beber Coca-Cola?” a lo que usted responde: “No”. “Entonces ¿qué más quiere que le diga?” Replica el doctor García. Y aprovecha la ocasión para recordarle que ya le había dicho que en cuanto cambiara de posición en la empresa y permaneciera más tiempo en el despacho iban a desaparecer los síntomas.

En segundo lugar acude a la consulta del doctor González y también le explica toda la historia. Éste se levanta ofendido de la silla y dice que su dictamen médico no se puede poner en cuestión y que, además, al doctor García le paga la compañía Coca-Cola para que emita diagnósticos falsos.

¿Con cuál de las dos explicaciones se quedaría usted?

Un comentario final. No me convence lo que me cuenta. No me sorprende. Yo no soy investigador del clima; me limito a repetir lo que otros han estudiado. Así que si usted, honestamente, quiere tener una base para formarse una opinión sólida sobre el cambio climático y para usted tiene algún valor la opinión de los científicos del Centro Europeo de Investigación Nuclear (CERN), le invito a que se lea este documento.

Ya veo. Entonces no hay problema en contaminar y destruir el medio ambiente. Ya hemos comentado que la contaminación no tiene ningún tipo de relación con el cambio climático. Ése es un debate de valores, no científico. En mi escala de valores el mal debe evitarse por definición, independientemente de que su realización conlleve o no algo negativo. Si en su escala de valores todo es lícito mientras no conduzca a un castigo o desgracia, entonces su conclusión sí que sería correcta.

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